Sin los acusados, la Justicia inspeccionó el lugar donde mataron a Claudio «Pájaro» Cantero

[popup = show «all»]Jueces, fiscales y abogados estuvieron frente a las puertas de donde funcionó el boliche Infinity Night, en Villa Gobernador Gálvez.

Durante 15 minutos, la avenida colectora de Circunvalación al 1600, en Villa Gobernador Gálvez, donde funcionó el boliche Infinity Night, volvió en el tiempo hasta pasadas las 5.30 del domingo 26 de mayo de 2013. Es decir hasta el momento en que Claudio «Pájaro» Cantero cayó agonizante junto a su amigo Lisandro «Tano» Mena, herido por un tiro en el rostro y otro en una pierna. Cuarenta y seis meses después del crimen que sacudió el tablero criminal rosarino, jueces, fiscales y defensores inspeccionaron la escena del crimen. Fue horas antes de dar por clausurada la etapa de debate del juicio oral y público que se sigue a Luis «Pollo» Bassi (como instigador del crimen), a Milton Damario y Facundo «Macaco» Muñoz (como ejecutores) y a Osvaldo «Popito» Zalazar (proveedor de las armas). Ninguno de los imputados estuvo en el lugar. El martes será tiempo de alegatos y el lunes 27 de sentencia.

Pasadas las 9.30 de ayer un furgón negro de la Policía de Investigaciones (PDI) estacionó a metros del frigorífico Mattievich (ex Sugarosa) y del salón de eventos «Solcito» que hoy ocupa el espacio físico de lo que fuera Intinity Night. De ese vehículo bajaron los jueces Julio Kesuani, Ismael Manfrín y María Isabel Mas Varela; los fiscales Enrique Paz y Cristina Herrera; los defensores Hilda Knaelblein y Claudia Burgos (quienes representan a Damario) y Fernando Sirio (por «Pollo» Bassi). Por su parte, Jorge Funes (abogado de «Macaco» Muñoz) y Graciela Sanmiguel (por «Popito» Zalazar) no asistieron. En la escena también estuvo el director de la PDI, Daniel Corbellini, y el jefe local de esa fuerza, Marcelo Marco.

Tres años y diez meses después de la emblemática muerte de Cantero, el boliche Infinity Night ya no existe. Allí funciona hoy «Solcito», un salón de eventos. La escalera que era un clásico del boliche que fuera del asesinado Diego Omar «Tarta» Demarre tampoco está. En la pared de la fábrica lindera al salón todavía pueden verse las marcas de los tiros que mataron al líder de Los Monos.

Una guía especial

La fiscal Herrera fue la encargada, junto su par Enrique Paz, de guiar a los jueces y las partes por la escena del crimen. «Lo que solicitó la Fiscalía es que los jueces vinieran al lugar para que ellos tomaran conocimiento directo de dónde ocurrió el hecho, que pudieran tener una real dimensión de lo que nosotros contamos en la acusación en cuanto a la mecánica del asesinato. Ubicar en tiempo y distancia las circunstancias, dónde impactaron los balazos que todavía se pueden ver», expresó la fiscal tras la medida.

Rápidamente Herrera condujo a las partes hasta la explanada de ingreso a la fábrica Sabino, lindera al boliche. Allí explicó dónde quedó estacionado el auto de Cantero y por dónde llegaron los atacantes. Los abogados intercambiaron impresiones entre sí sobre la ubicación de los vehículos y observaron, de acuerdo a la acusación, la ruta de escape del auto con los homicidas. El vehículo continuó su marcha por la avenida colectora y cruzó la avenida San Martín (continuación de Ayacucho en Villa Gobernador Gálvez). Lo que los investigadores no pudieron determinar es si el auto subió a la Circunvalación o fue por Edison (prolongación de la colectora) en dirección al puente de calle Nogués.

Así ocurrió

Lo acreditado es que Cantero llegó a las inmediaciones de Infinity pasadas las 5.30 del 26 de mayo de 2013 acompañado por dos amigos, uno de ellos Lisandro «Tano» Mena, tras estar en la disco Yamper de Ovidio Lagos al 4500, en Rosario. Estacionó el auto a unos metros del boliche porque el lugar donde lo dejaba habitualmente había sido cubierto con cajones de bebidas. Bajó del auto a orinar frente a la fachada de la fábrica de repuestos junto al boliche, entre una puerta y una ventana enrejada. Cuando junto a él estaba Mena, en la calle se detuvo un Ford EcoSport gris oscuro. Del vehículo bajaron los tiradores que descargaron al menos diez balazos contra las víctimas. Según la autopsia, Cantero recibió tres impactos. Otro de los plomos alcanzó a Mena, quien siete meses más tarde fue asesinado a tiros. El crimen de Cantero generó una espiral de venganza que sólo en la primera semana sumó cuatro homicidios. Además, con el paso del tiempo, tres de los acusados (Bassi, Damario y Muñoz) sufrieron los asesinatos de sus padres.

Fuente: La Capital – por Leo Graciarena

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