Imputan a 10 personas por conformar una violenta asociación ilícita

La banda operaba desde el Barrio 7 de Septiembre, disputando territorios a balazos para el narcotráfico y utilizando menores de edad para cometer delitos. Todos los imputados quedaron en prisión preventiva.

Un total de diez personas fueron imputadas como integrantes de una asociación ilícita agravada, cuyo principal objetivo era tomar el dominio violento de diversos territorios de la ciudad de Rosario para controlar el negocio del narcomenudeo y administrar sus ganancias.

La audiencia imputativa, que se extendió desde el 1 hasta el 24 de septiembre en el Centro de Justicia Penal, fue llevada adelante por los fiscales Georgina Pairola, Juliana González y Luis Schiappa Pietra. Los diez identificados, entre ellos Alejandro L., Ezequiel D., Lautaro G. y Matías G. (señalados como organizadores), recibieron la atribución del delito de Asociación Ilícita agravada por la participación de menores de edad.

El Juez de Primera Instancia, Dr. Sosa, formalizó la audiencia y dictó la prisión preventiva efectiva por el plazo de ley para la totalidad de los imputados, dada la gravedad de los hechos y la estructura de la organización criminal.

Dominio territorial, extorsiones y barra brava

Según la Fiscalía, el grupo estructuró recursos humanos y materiales para cometer una serie de delitos graves:

Disputa Territorial Violenta: La banda, con origen en el Barrio 7 de Septiembre, se extendió a zonas como Stella Maris, La Bombacha y Emaus, atacando a opositores y disputando el liderazgo a través de balaceras y atentados contra las personas.

Negocios Ilícitos: El fin último era la venta de drogas al menudeo. Para conseguir nuevos puntos de venta, recurrían a la extorsión, obligando a vecinos a abandonar sus viviendas.

Utilización de Menores: Se comprobó que la asociación usaba a personas vulnerables o menores de edad para cometer hechos violentos, vender estupefacientes y ser el «brazo armado» de la organización.

Manejo de la Barra Brava: Uno de los organizadores, Lautaro G., fue elegido por los líderes para conducir la barra brava de un club de fútbol, utilizando ese espacio de poder y sus recursos, lícitos e ilícitos, en beneficio de la estructura criminal.

Los roles de los imputados van desde la provisión y circulación de armas de fuego y vehículos robados, el regenteo de búnkers y el reclutamiento de vendedores (a veces de manera coactiva), hasta la ejecución directa de balaceras y amenazas para intimidar a rivales y consolidar el dominio en las zonas controladas.

Además de la violencia directa, se reveló que la banda gestionaba alianzas circunstanciales con otros líderes criminales de Rosario en barrios como Santa Lucía, Godoy, Ludueña, Empalme Graneros y Parque Oeste, lo que demuestra la amplia red de contactos de la asociación desarticulada.


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