Dejó una amenaza en un bar y disparó contra los clientes, pero el arma no funcionó.

El momento quedó grabado en un video de seguridad del local comercial.

Un hombre con el rostro cubierto por un casco dejó una nota intimidatoria en un bar de la ciudad de Rosario e intentó disparar sin éxito contra los clientes porque el arma se trabó y, pese a que gatilló, no salieron los proyectiles, tal como quedó filmado por una cámara de seguridad, informaron hoy fuentes policiales y judiciales.

El gobernador de Santa Fe, Maximiliano Pullaro, se refirió al grave hecho al afirmar que «a los que creen que desde las cárceles nos van a amenazar, les digo que cada día la van a pasar peor».

Paralelamente, la policía local investiga otra balacera ocurrida unos minutos antes que la del bar, y a pocas cuadras, en la que un automóvil fue tiroteado por personas que se movían en moto, por lo que no se descarta que se trate de los mismos autores.

El ataque al bar ocurrió anoche en bulevar Rondeau al 3900, en la zona norte de la ciudad santafesina, y el hecho es investigado por el fiscal en turno de la Unidad de Flagrancia, informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA).

Voceros del caso indicaron que alrededor de las 20.45 llegó al local, llamado «Rondo Bar», un joven vestido con campera que llevaba un casco de motociclista en su cabeza.

En el bar, que utiliza parte de la vereda con mesas, estaban sus administradores y algunos clientes.

En la grabación de una cámara de video vigilancia del lugar quedó registrado el momento en el que el hombre ingresa, deja una nota sobre una mesa, al lado de una persona que lo mira extrañado, y luego se retira.

De acuerdo a las imágenes, tras hacer unos pasos con la intención de retirarse, gira, se pone de frente a los clientes, saca un arma de entre sus ropas y comienza a disparar.

«Gracias a Dios gatillaron, pero no salieron los disparos», dijo un cliente del bar esta mañana a una radio local, quien aclaró que él se había retirado «10 minutos antes» del ataque, pero luego lo llamaron otros parroquianos.

En el video se ve que el agresor intenta accionar el arma en varias ocasiones, pero la pistola se traba y no salió ningún disparo.

Voceros del caso explicaron que, tras el fallido ataque, el agresor comenzó a correr y se subió a una motocicleta de alta cilindrada, en la que lo esperaba otra persona que conducía, y ambos escaparon del lugar.

Fuentes de la investigación señalaron que la nota que dejó el hombre hacía referencia a la situación de personas presas, como ocurrió en otros de los casos de balaceras a espacios públicos y negocios privados en los que los autores dejaron escritos amenazantes, en algunas ocasiones contra el gobernador Pullaro.

La Fiscalía Regional Rosario ordenó las primeras «tareas investigativas» del caso, dijeron a Télam voceros de la pesquisa.

Se trata del relevamiento de las cámaras de seguridad, tanto la del propio comercio que registró el episodio, como de otras externas que permitan reconstruir la llegada y el escape de los atacantes, así como la toma de testimonios de los clientes y propietarios del local gastronómico.

Una vez cumplidas esas primeras medidas, es probable que la causa pase a la Unidad de Balaceras, para que la tome el fiscal Federico Rébola, quien interviene en casos similares, añadieron los voceros del MPA.

La Policía de Rosario también investiga el ataque a tiros ocurrido minutos antes contra un automóvil que estaba estacionado en calle Arribeños al 1100, ubicado a seis cuadras de «Rondo bar».

Voceros policiales indicaron que dos personas que se movían en motocicleta dispararon contra un vehículo estacionado, que quedó con sus ventanillas laterales destruidas por los impactos de bala.

Un vecino de esa cuadra, identificado como Sergio, dijo hoy en declaraciones a radio «La Ocho» de Rosario que anoche cambia la rueda de un auto cuando «se acercaron dos personas en moto».

«Se acercaron con la moto y se pararon en el medio de la calle: creí que venían a robar, pero no», dijo Sergio, quien agregó que esas personas «sacaron un arma y efectuaron disparos».

«Dos impactos dieron en el auto y cuando quisieron hacer el tercero, ya apuntándome a mí, se les trabó el arma», aseguró.

El hombre agregó que «uno de los tipos coincidía con el que se vio en el video que se viralizó anoche», del ataque al bar.

Por su parte, el gobernador Pullaro repudió hoy las agresiones armadas y afirmó: «Quiero dejar un mensaje claro a quienes creen que desde la cárcel nos van a amenazar: cada día la van a pasar peor».

En ese sentido, agregó: «Hoy hay un marco legal que nos permite ponerles un límite, esto no es Maximiliano Pullaro como gobernador, esto es una política de Estado que hemos resuelto».

Para el gobernador, estos ataques «son reacciones de organizaciones que están siendo controladas y esto hacía tiempo que no sucedía».

«Vamos a ir a fondo, los violentos cada vez van a tener menos cabida», afirmó el mandatario, quien recordó que tuvo que sacar a su familia de la ciudad de Rosario después de recibir varias amenazas.

Un antecedente con características similares a lo ocurrido anoche en el bar de bulevar Rondeau ocurrió el 21 de noviembre de 2021 en una parrilla del centro de la ciudad de Rosario.

Aquella noche un hombre que también se movía en moto detuvo la marcha frente a la parrilla «El Establo», ubicada en avenida Pellegrini al 1700 -en pleno paseo gastronómico de esa zona de la ciudad- y disparó cuatro veces hacia el interior del local.

Como consecuencia de la balacera, un mozo debió ser hospitalizado por una herida que no revistió gravedad.

Esa misma noche fue baleado, además, un conocido carrito de comidas rápidas ubicado más al sur de Rosario, en un contexto de ataques a estaciones de servicios y escuelas públicas.

Por algunos de esos hechos fue imputada más tarde como instigadora Celestina Contreras, conocida como «La Cele», expareja del primer jefe de la violenta narcobanda local «Los Monos».

En esta ocasión, el ataque registrado anoche en el bar de la zona norte de Rosario se inscribe de una serie de tiroteos a hospitales, escuelas, el cajero de un banco y colectivos en los que los autores dejan notas amenazantes invocando a presuntos detenidos en cárceles provinciales y, también, dirigidas a Pullaro.


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