Los dos mosquitos de temporada: prevención y síntomas de las enfermedades que provocan
El aedes albofasciatus y el aedes aegypti están coexistiendo en gran parte del país y hay una creciente subida de casos de las enfermedades que transmiten (encefalitis equina y dengue, respectivamente). Especialistas insistieron en la necesidad de eliminar criaderos en los hogares, reducir la exposición al aire libre, utilizar ropa clara y que cubra la piel y aplicarse repelente, además de recomendar la consulta médica ante la presencia de síntomas como fiebre y dolor corporal.
Frente a la coexistencia en gran parte del país de dos tipos de mosquitos, el aedes albofasciatus y el aedes aegypti y la creciente subida de casos de las enfermedades que transmiten (encefalitis equina y del dengue, respectivamente), especialistas insistieron en la necesidad de eliminar criaderos en los hogares, reducir la exposición al aire libre, utilizar ropa clara y que cubra la piel y aplicarse repelente, además de recomendar la consulta médica ante la presencia de síntomas como fiebre y dolor corporal.
«En el país, este verano estamos asistiendo a la coexistencia de dos enfermedades transmitidas por mosquitos, vehiculizadas por dos vectores distintos: el aedes albofasciatus o «mosquito de la inundación», transmisor de la encefalitis equina del oeste (EEO), y el aedes aegypti transmisor del dengue, chikungunya y zika», explicó a Télam la médica infectóloga Leda Guzzi.
La «novedad» de este año en la Argentina fue el resurgimiento de la encefalitis equina: «Este virus se conoce ya desde hace casi un siglo, lo cierto es que en la Argentina no existía ningún caso humano desde hace al menos 30 años», indicó, por su parte, la médica infectóloga Cristina Freuler.
La especialista, jefa del Departamento de Medicina Interna del Hospital Alemán, describió que «el mosquito aedes albofasciatus pica preferentemente a las aves que son quienes tienen el virus en su sangre, de esa forma el mosquito las contagia y ellas a su vez transmiten el virus al mosquito; fuera de este ciclo, pica a caballos y, en ocasiones, a seres humanos, que es lo que esta sucediendo ahora».
Y añadió que «muy raramente pica a otras especies: hace un mes la Argentina reportó una oveja infectada, lo cual es una extrañeza en el mundo entero; por otra parte ningún animal ni ser humano puede transmitir la enfermedad directamente, siempre se necesita al mosquito como intermediario».
En noviembre pasado el Senasa detectó EEO en caballos y hasta el 22 de diciembre se reportaron 1.187 brotes en equinos distribuidos en las provincias de Buenos Aires, Chaco, Corrientes, Córdoba, Santa Fe, Entre Ríos, Formosa, Santiago del Estero, Río Negro, La Pampa, San Luis, Catamarca y Salta.
El 28 de ese mismo mes, el Ministerio de Salud emitió una alerta para realizar vigilancia por su posible transmisión en humanos, y hasta el 22 de diciembre se habían notificado 63 casos sospechosos en 10 provincias y se confirmaron 12 casos: todos requirieron hospitalización, siete ya tuvieron el alta y una persona falleció.
Los casos confirmados hasta el momento en humanos se distribuyen en Buenos Aires (5), Entre Ríos (1) y Santa Fe (6), donde se registró el fallecimiento; todos los casos fueron en zonas rurales, donde hay cercanía a caballos.
«En la gran mayoría de los casos la infección será asintomática, es decir nuestra inmunidad se hará cargo de defendernos sin que siquiera nos enteremos. En algunos casos tendremos síntomas similares a cualquier enfermedad viral», describió Freuler.
En los casos sintomáticos, a los 2-10 días de haber sido picados (período de incubación) aparece fiebre, dolor de cabeza, dolores musculares y malestar general, síntomas que desaparecen en forma espontánea a la semana aproximadamente.
«En un porcentaje bajo (2-3%) el paciente puede presentar un cuadro de encefalitis (inflamación del cerebro) que puede ser grave. Esto ocurre principalmente en lactantes y personas de edad avanzada», detalló.
En las últimas semanas, la ciudad de Buenos Aires, conurbano bonaerense y regiones de la zona central del país presentaron un aumento de los mosquitos aedes albofasciatus transmisores de esta enfermedad.
«Los llamamos ‘mosquitos de inundación’ justamente porque desarrollan sus larvas en charcos o cuerpos de agua temporarios que se inundan a partir de las lluvias», indicó Sylvia Fischer, investigadora del Conicet en el Instituto de Ecología, Genética y Evolución de Buenos Aires (Iegeba, Conicet-UBA) y en el Departamento de Ecología, Genética y Evolución de la Facultad de Ciencias Exactas y Naturales de la UBA.
Fischer explicó que aedes albifasciatus es un mosquito adaptado a distintas condiciones climáticas, «así que no es que ahora hay muchos porque es verano, sino porque las condiciones de precipitaciones acumuladas después de un periodo de sequía favorecieron que se produzca este desarrollo sincrónico» e indicó que «probablemente» el aumento de casos de encefalitis esté asociado con su proliferación.
Si bien el uso del repelente es recomendado para evitar las picaduras de los mosquitos de inundación, Fischer alertó que «no es que sea tan extremadamente efectivo para estas especies de mosquitos; lo recomendable es que se baje el nivel de actividad al aire libre por unos días y que, en caso de hacerlas se utilicen ropas de manga larga como para cubrir y generar una barrera física en la mayor parte del cuerpo y evitar las picaduras».
Respecto al dengue, entre el 1 de enero y el 24 de diciembre de 2023 (últimos datos disponibles a nivel nacional) se registraron 128.129 casos autóctonos, 1.775 importados y 7.477 estaban en investigación; en tanto que desde fines de noviembre se registraron 3.444 casos de los cuales el 96,5% se notificaron en la región del noreste.
«Una particularidad que tuvo 2023 es que se batió un récord de casos autóctonos de dengue y dadas las condiciones climáticas de temperatura y humedad hubo casos todo el año, incluso en la temporada invernal; desde fines de noviembre los casos comenzaron a aumentar», describió Guzzi, integrante de la Sociedad Argentina de Infectología (SADI).
La especialista recordó que el mosquito que transmite el dengue, el aedes aegypti, «tiene hábitos domiciliarios, es eficiente para picar en lugares frescos y oscuros; es bastante sensible a los repelentes y cuando pica, suele ser imperceptible».
En estas últimas semanas, las provincias que registraron casos de dengue sin antecedente de viaje fueron Chaco, Formosa, Corrientes, Misiones, Santa Fe, Santiago del Estero; Buenos Aires, Córdoba, San Luis y la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (CABA), siendo las provincias del noreste las que tuvieron más reportes.
Aunque la mayoría de las infecciones por el virus dengue son asintomáticas o generan manifestaciones leves, en algunos casos puede agravarse e incluso ser letal.
Los síntomas más frecuentes son fiebre (>38.5°C), cansancio, dolores de cabeza y detrás de los ojos, dolor muscular, dolor articular, lesiones en la piel (tipo sarpullido) con importante picazón, diarrea y, aunque menos frecuente, el sangrado por nariz o encías.
«La consulta médica debe realizarse ante la aparición de fiebre en personas que residen o han transitado en zonas de transmisión activa de virus o con presencia del mosquito aedes aegypti, dentro de los 15 días previos al inicio de los síntomas», indicó el Hospital de Clínicas en un comunicado.
En la Argentina se encuentra disponible una vacuna contra el dengue, aunque no se brinda en forma gratuita; sirve para los (cuatro) serotipos del dengue y se puede aplicar en todas las personas mayores de 4 años, sin límite de edad; no obstante, como se trata de una vacuna a virus atenuados está contraindicada en las embarazadas o en período de lactancia y en las personas inmunosuprimidas.
En ambos casos la comunidad puede contribuir en la erradicación de los lugares donde los mosquitos se reproducen: «Estos mosquitos se desplazan poco, apena a unos 150-200 metros del lugar en el que nacieron; es decir que si tenemos muchos mosquitos en casa debemos buscar dónde se están criando: cacharros que juntaron agua de lluvia, algún juguete que quedó tirado, macetas, troncos huecos, etcétera», concluyó Freuler.