Llega el verano y aumenta la exposición al sol, ¿qué tipo de lunares hay que vigilar?
Con la llegada de los calores, los lunares retoman protagonismo y están bajo la lupa. El ascenso de temperaturas obliga a que la piel esté más expuesta. ¿Por qué es importante el control de los lunares? ¿Son indicadores de cáncer de piel? ¿En qué caso deben ser extirpados? .
Asimetría, bordes irregulares, varios colores y un diámetro mayor a 6 milímetros son algunas de las características de los lunares que especialistas señalan como signos de alerta para sospechar que una lesión puede ser maligna, en tanto que desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD) hacen hincapié en el control anual de los nuevos.
Con la llegada de los calores, los lunares retoman protagonismo y están bajo la lupa. El ascenso de temperaturas obliga a que la piel esté más expuesta. ¿Por qué es importante el control de los lunares? ¿Son indicadores de cáncer de piel? ¿En qué caso deben ser extirpados? .
Desde la Sociedad Argentina de Dermatología (SAD), Ana Clara Acosta, coordinadora de la Campaña Nacional de Prevención del Cáncer de Piel se refirió a la necesidad del control anual de los lunares.
«Los lunares (o nevos) deben controlarse al menos una vez por año. Hay que tener presente ciertas características que se resumen en el ABCDE que usamos para analizar las lesiones de mayor riesgo: asimetría, bordes irregulares, varios colores, diámetro mayor a 6 milímetros (mm) y evolución o cambios en el tiempo», señaló Acosta en diálogo con Télam-Confiar.
Y continuó: «El cáncer de piel se presenta de distintas maneras, no solamente los lunares con sus características de sospecha ya descritos, sino otras lesiones nuevas rojo-rosadas, que crecen, pican, se lastiman y no curan. En general se ubican en zonas expuestas al sol crónicamente».
En esa línea determinó que los lunares se extirpan únicamente ante sospecha de malignidad, no se sacan por «prevención».
«La prevención es clínica, haciendo el autocontrol de la piel o en el control que realiza el dermatólogo. Hay algunos estudios especiales con indicaciones precisas para las personas que tienen muchos lunares o antecedentes de melanoma», detalló.
Y agregó que «todos tenemos nuestra ‘carga genética’ de la cantidad y el tipo de lunares que tenemos en la vida; lo que sí se modifica es el daño genético que se produce en las pieles no protegidas de los rayos ultravioletas».
Respecto al cáncer de piel, Acosta enfatizó: «Afecta a cualquier población, algunos tumores relacionados con el tipo de piel (sobre todo los pacientes con piel clara, rubios o pelirrojos y de ojos claros). Las regiones del país están relacionadas con el nivel de radiación recibida. Algunos cánceres de piel pueden provocar la muerte. Si se logra un diagnóstico precoz, el pronóstico es mejor».
Por su parte, Gabriela González Campos, del Servicio de Dermatología del Hospital Ramón Madariaga, profesora en la carrera de Medicina Universidad Católica de Misiones (Ucami), sostuvo que «el cáncer de piel en general es más frecuente después de los 40 años; tiempo atrás era más prevalente en los hombres, pero con el transcurso de los años se ha visto que aparece cada vez más en gente joven y que se ha equiparado un poquito este riesgo hombre-mujer. La principal causa es la exposición solar prolongada».
«De los tres tipos de cáncer de piel más frecuentes que existan, epitelioma basocelular, epitelioma espinocelular y melanoma, el de temer, llamémosle así, es el melanoma, que es el que tiene la capacidad de dar metástasis, esto es, de ir a otros órganos y poder producir potencialmente la muerte del paciente», señaló.
El melanoma es el cáncer de piel que se origina en el melanocito, la célula que tiene la capacidad de producir pigmento en la piel.
«Se origina en el 80% de los casos en lesiones como lunares nuevos en la piel. En el otro 20% de los casos se puede originar en lunares que uno tenga previamente», explicó .
Y añadió «Pero también puedo tener un lunarcito chiquitito que parezca simétrico pero es nuevo y ese ya es una bandera roja por todo lo hablado anteriormente. Entonces cualquier lesión pigmentada nueva en la piel, cualquier lunar que yo ya tengo de siempre pero me empieza a dar algún tipo de síntoma o cualquier lunar que reúne estas características es para ser controlado».
González Campos coincidió con su colega De Paulo en la práctica de extirpar sólo previa evaluación médica.
«Tampoco debemos pensar que apenas tengo un lunarcito raro me lo saco. Debe ser evaluado por un médico dermatólogo, debe ser biopsiado con ciertas condiciones para después poder proceder a su extirpación haciendo los estudios correspondientes y todo esto implica un conocimiento de cómo hacerlo para no quedarnos sin chances de algunos estudios que puedan determinar si este cáncer melanoma ha dado alguna metástasis», determinó,
Finalmente, entre los factores de riesgo González Campos señaló que «las personas más propensas al cáncer de piel son aquellas que tienen una piel clara, ojos claros, que tienen radiación solar acumulada, vale decir: trabajadores rurales, al aire libre, deportistas, tomadores de sol, aquellas personas que se han expuesto a camas de bronceado artificial que no son otras cosas que camas de radiación que me duplican el riesgo del cáncer de piel a partir de la segunda sesión».
«También -continuó- aquellas que tienen una inmunodepresión, ya sea que están tomando alguna medicación que los ponga en esta condición o que tienen cualquier afección de salud que los deje en esta condición, las personas que tienen múltiples lunares atípicos, las personas que ya han tenido un melanoma previo y las personas que tienen antecedentes en su familia de haber tenido melanoma». Por Griselda Acuña – Red Argentina de Periodismo Científico