Condenan a un sicario de la banda dirigida por el preso “Chucky Monedita” Núñez
A través de un juicio abreviado, homologado por los jueces Fernando Sosa, Mariano Aliau y María Mas Varela, hoy fue condenado a 12 años de prisión un hombre identificado como Jonatan Ribles (30).
Un hombre de 30 años, considerado como sicario de una banda dirigida por un preso apodado «Chucky Monedita», fue condenado hoy en la ciudad santafesina de Rosario como instigador de un intento de homicidio de un mecánico que fue miembro de la organización del capo narco Esteban Alvarado y luego declaró en su contra, y que finalmente fue asesinado un tiempo después en su taller, informaron fuentes judiciales.
A través de un juicio abreviado, homologado hoy por los jueces Fernando Sosa, Mariano Aliau y María Mas Varela, hoy fue condenado a 12 años de prisión un hombre identificado como Jonatan Ribles (30).
Ribles aceptó haber cometido los delitos de instigación de una tentativa de homicidio, portación de arma, encubrimiento y resistencia a la autoridad, informó el Ministerio Público de la Acusación (MPA).
A la vez, el detenido fue sentenciado como miembro de una asociación ilícita organizada por Alejandro Isaías Núñez, un preso conocido como “Chucky Monedita”, añadieron las fuentes.
Entre los cargos imputados a Ribles, el de mayor gravedad fue un intento de asesinato a Carlos Arguelles, un mecánico rosarino que había formado parte de la banda narcocriminal liderada por Alvarado, quien el año pasado fue condenado a prisión perpetua.
Arguelles se distanció de Alvarado y se convirtió en imputado colaborador de la causa seguida al jefe narco, en la que aportó valiosa información sobre su antiguo líder.
De acuerdo a la investigación judicial, en octubre de 2020 Arguelles sufrió un intento de homicidio, cuando fue baleado en su auto mientras conducía junto a su familia.
Como instigador de ese hecho fue condenado Ribles, quien había sido detenido en un procedimiento policial de rutina con armas sin declarar y en una motocicleta robada, recordaron voceros del caso.
Agregaron que a partir del teléfono celular secuestrado a Ribles, se desentrañó el intento de asesinato a Arguelles, quien finalmente fue asesinado en su taller mecánico en septiembre de 2021.
De acuerdo a la investigación, Ribles había recibido de Núñez el encargo de asesinar al mecánico y para eso contrató a un taxista, Jorge Inocencio Ojeda, recientemente condenado también en un juicio abreviado a cuatro años de cárcel.
Según ese proceso, Ojeda aprovechaba “su condición de taxista de la Municipalidad de Rosario, para realizar esas tareas en la vía pública sin llamar la atención y reportando cada uno de sus movimientos al líder de la organización y a los ‘sicarios’ encargados de concretar esos atentados”.
Puntualmente, de acuerdo a la causa, Ojeda participó del seguimiento realizado en octubre de 2020 a Arguelles, que derivó en la tentativa de homicidio.
Por información del teléfono secuestrado a Ribles, los investigadores supieron que el 27 de octubre el taxista Ojeda siguió por varios sitios de Rosario a Arguelles, hasta que lo perdió en un semáforo.
La constancia de ese infortunio quedó registrada en los mensajes que Ojeda le envió entonces a Ribles.
“El tiro era de estar cerca, estar cerca viste apenas te avisé: TAC”, escribió el taxista.
“Yo lo seguí como más de 15 cuadras, lo seguí yo al auto, ya te digo me agarró el semáforo, mucho tránsito a esta hora, y se me fue a la mierda, se me fue, qué cajeta loco”, continuó sobre sus tareas de inteligencia.
De acuerdo a la investigación, los mensajes eran enviados a “Chucky Monedita”, sindicado como jefe de la banda, que estaba preso en la cárcel de Piñero.
En un mensaje, Núñez se queja de que todavía no hubiese matado a Arguelles: “Si vos te hubieras levantado a las 7 de la mañana a las 10 ya estaríamos contando la plata”.
En el juicio abreviado homologado hoy, se señala que “Ribles se encarga de concretar los atentados contra la vida o contra la integridad física de las personas encargadas a cambio de dinero en efectivo, organizando la logística de cada uno de los atentados encomendados, disfrazándose- en algunas ocasiones- con un mameluco de empleado de la Empresa Provincial de la Energía o de Aguas Provinciales”.
También del “traslado y/o la portación de las armas de fuego que luego van a ser utilizadas y en algunos casos seleccionando a las personas que lo van a acompañar en esas tareas (…) reportando todos y cada uno de sus movimientos a Alejandro Núñez”.
Además, según los fiscales Pablo Socca y David Carriza, el condenado “gestiona la adquisición de viviendas usurpadas para la instalación de bunkers y/o cualquier otra actividad delictiva, y planea la comisión de robos para la obtención de dinero en efectivo necesario para el funcionamiento de la estructura a la cual pertenece”.