La Iglesia advirtió por la “escalada de violencia” provocada por el “crimen organizado” en Rosario
La Comisión Episcopal de Pastoral Social alertó sobre «la expansión del narconegocio», el cual tiene una «penetración muy fuerte en los barrios más pobres» de los conurbanos de las grandes ciudades del país.
La Comisión de Pastoral Social de la Iglesia católica, que encabeza monseñor Jorge Lugones, reiteró hoy su preocupación por la «escalada de violencia sin fin» que azota a Rosario, situación que, dijo, es provocada por «bandas de crimen organizado» que está en «expansión» y «penetra en los barrios más pobres», con «complicidades» y ante la «falta de respuestas de los distintos niveles del Estado».
«En estos tiempos asistimos a un fenómeno que agrava dolorosamente esa problemática; lo que parecería ser una escalada de violencia sin fin con inusitada frecuencia en la ciudad de Rosario en la provincia de Santa Fe, donde diariamente se conocen episodios conmovedores, de lo que aparecería como crimen organizado que se cobra víctimas fatales en forma indiscriminada», se indicó en un documento titulado Las Heridas del Narcotráfico.
La Comisión Episcopal de Pastoral Social alertó sobre «la expansión del narconegocio», el cual tiene una «penetración muy fuerte en los barrios más pobres» de los conurbanos de las grandes ciudades del país.
«Adicionalmente se advierte la vinculación que habría entre estas bandas de crimen organizado con estructuras de mecanismos de contrabando, lavado de dinero y evasión impositiva», resaltó la comisión de la Iglesia católica, la de más estrecha vinculación con la cuestión social.
En ese sentido, la Pastoral Social subrayó que este flagelo -denunciado anteriormente por el Equipo Arquidiocesano de Pastoral Social de Rosario como «una injusticia que clama al cielo»- ocurre frente a «la falta de respuestas de los distintos niveles del Estado representados por magistrados y funcionarios» que fueron designados democráticamente.
«A esta situación de desborde se ha llegado con la complicidad y la corrupción de algunos dirigentes. La sociedad a menudo sospecha que miembros de fuerzas de seguridad, funcionarios de la justicia y políticos colaboran con los grupos mafiosos», destacó la Comisión, citando un párrafo de un documento que la propia Conferencia Episcopal Argentina emitió en 2013.
En esa línea, los obispos señalaron que este contexto «debilita la confianza y desanima las expectativas de cambio», a la vez que «es funcional y cómplice» quien pudiendo «hacer algo se desentiende y mira para otro lado».
«Además, hay que considerar que estas organizaciones criminales frecuentemente se dedican también a la trata de personas para la explotación laboral y sexual, y al tráfico de armas», agregó la Comisión.
Sin embargo, también se destacó la existencia de «muchísimos hombres y mujeres» que están dispuestos a «dar una contundente respuesta al drama nacional del narcotráfico».
«Los Obispos argentinos manifestamos que desde hacía ya una década nos sentíamos conmovidos por el narcotráfico y su contraparte: ‘los rostros sufrientes de quienes están atrapados y condenados por una de las calamidades más grandes de estos últimos tiempos, como es el consumo y las adicciones a la droga'», resaltó la Pastoral Social.