Argentina llegó a los 100 mil muertos con coronavirus mientras se acelera la campaña de vacunación

Distintos especialistas coincidieron en remarcar la trascendencia de las medidas que evitaron el colapso del sistema de salud durante las dos olas de la pandemia y el impacto de la campaña de vacunación lanzada con en el objetivo de salvar vidas, en una jornada en la que el país superó los 100 mil decesos de personas con coronavirus.

«Se puede estimar que si no se hubiera alcanzado en mayo el porcentaje al que se llegó de vacunados mayores de 60 años, hoy tendríamos 30.000 muertos más», dijo a Télam el físico e investigador del Conicet, Jorge Aliaga.

El especialista hizo referencia al hecho de que en la Argentina casi un 80 por ciento de las personas de más de 60 años estaban vacunadas en mayo, lo cual salvó miles de vidas en una franja etaria de riesgo; así como un 65,3 por ciento en el caso de los mayores de 20.

«Hoy atravesamos una caída muy fuerte de todos los indicadores, tales como notificaciones de casos, fallecidos e internaciones de terapia intensiva», dijo.

El especialista se refirió así al impacto que tuvo el número de fallecidos por Covid-19, que hoy alcanzó los 100.250, y dijo que las acciones sanitarias, a las que se sumaron la gestión temprana de vacunas y el fortalecimiento del sistema sanitario, permitieron llegar a los 15 meses de pandemia sin que colapsara el sistema de salud.

«Sin embargo -advirtió Aliaga- no podemos tener un discurso exitista cuando llegamos a los 100.000 muertos. Hay que hacer un balance sobre qué pasó para ver en qué se puede mejorar».

«El objetivo del año pasado, que era ganar tiempo hasta fortalecer el sistema de salud, se logró; también se consiguió hasta ahora tomar medidas cuando los casos aumentan de modo drástico para evitar el colapso. Es decir que en Argentina no hubo muertos por falta de atención médica en 2020 y en 2021, sino que hubo casos puntuales de mucha tensión, pero no tuvimos las imágenes que habíamos visto de Nueva York, el Reino Unido o Italia», puntualizó.

Al realizar el balance de estos 15 meses de pandemia, Aliaga apuntó que «el principal acierto fue haber tomado medidas rápidas al principio».

«La repatriación de personas en marzo de 2020 provocó el reingreso del virus y la sensación de que sólo se podía contener la pandemia pero no se podía aplastar la curva. Ésta fue una idea común a todo occidente, es decir, casi todos los países del mundo tuvieron como estrategia disminuir los casos pero no llevarlos a cero como se hizo en China, por ejemplo», describió.

En este contexto, «algunos países como Estados Unidos tuvieron picos con muchísimos casos y períodos con muy pocos, pero en Argentina la persistencia de una curva, que ni siquiera en verano llegó a tener menos de 5.000 mil casos confirmados diarios. fue acumulando una cantidad de personas fallecidas a lo largo del tiempo».

El 2 de julio, el Ministerio de Salud presentó un estudio en el cual consignó que en 2020 Argentina tuvo un 10 por ciento más de personas fallecidas (36.306) que las esperadas de acuerdo a proyecciones y todas esas «muertes en exceso» pueden explicarse por coronavirus.

Durante la presentación, se explicó que las muertes asociadas a la Covid-19 en el Sistema Nacional de Vigilancia de la Salud (SNVS) son tanto de personas afectados directamente «por» el coronavirus como pacientes «con» coronavirus que sufrían otras dolencias o enfermedades.

«Por ejemplo, tuvimos el caso de una persona muerta por una herida de bala pero tenía coronavirus, entonces se registra en el SNVS como asociada a Covid-19», detalló Sonia Tarragona, jefa de Gabinete del Ministerio de Salud.

Y continuó: «Esta forma de registrar en nuestro sistema de vigilancia fue una decisión que tomamos al principio de la pandemia con el objetivo de que no haya subregistro de las muertes por Covid-19, teniendo en cuenta la experiencia de otros países».

Esta decisión, que buscó ser lo más transparente posible con los datos vinculados a la pandemia, «hace que las comparaciones con números de otros países no sea tan sencilla porque no siempre se tiene el dato sobre la forma en la que otros registran los fallecidos».

«La cuarentena permitió que no colapse el sistema de salud; hubo una buena preparación del sistema de salud, tanto del equipamiento como de los profesionales, también fue un acierto haber conseguido vacunas lo más rápido que se pudo», indicó el médico infectólogo Martín Hojman al realizar su balance.

Y continuó: «Desde el punto de vista del trabajo en el hospital, se cometieron errores que sucedieron en todo el mundo como el uso de medicamentos que luego se comprobó que no eran eficaces; a nivel de evidencia aprendimos más cosas, como que el contagio a través de superficies no es frecuente».

«El trabajo del personal de salud fue muy intenso durante todos estos meses y no ha tenido todavía el reconocimiento que se merece; también se permitieron algunas concentraciones que se tendrían que haber evitado, la más reciente fue el festejo de la Copa América», sostuvo Hojman.

En relación a estos aprendizajes, Aliaga mencionó que la «Argentina aceptó de manera temprana la evidencia sobre la importancia del uso de barbijos y la transmisión a través de aerosoles y en consecuencia incorporó la recomendación del uso de tapabocas en abril del 2020 y de la ventilación en 2021, mucho antes que otros países».

En el mismo sentido, el sociólogo e investigador del Conicet Daniel Feierstein, señaló que «a nivel de la gestión, los aciertos fueron fundamentalmente la cuarentena temprana en marzo 2020, la apuesta por la vacuna Sputnik a fines de 2020 y toda la gestión de las vacunas y la logística de vacunación y la implementación del Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y del Programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP)».

Feierstein identificó como error «no enviar a los viajeros sistemáticamente a hoteles; esto quebró la cuarentena inicial y luego fue el motivo central de la segunda ola y ahora del ingreso de la variante delta».

También marcó como aprendizaje que «la falta de previsibilidad en la implementación de restricciones generó un desgaste de la herramienta que la vuelve casi inútil para el presente» y criticó el no haber priorizado «el sistema de rastreo y aislamiento de casos en los momentos en los que eran viables».

Finalmente, a nivel de la sociedad, el especialista identificó «un profundo desplazamiento desde una actitud inicial de solidaridad y fuertes procesos de cooperación hacia el aumento del negacionismo, una percepción de inevitabilidad y la naturalización de la muerte». TELAM


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