Marley: “Mi mamá pensaba que iba a hacer gimnasia y y yo estaba debajo de un árbol leyendo libros”
Inspirado en su propia historia y en las lecturas de literatura fantástica que poblaron su infancia y adolescencia, el famoso conductor de televisión Marley publicó su primer libro para niños, «Kisse», un cuento que espera ser el primero de un corpus imaginado para su hijo Mirko, donde aborda el vínculo entre un nieto y una abuela para resignificar el sentido negativo que suele asociarse a la pérdida.
Como el espejo de Alicia en el País de las maravillas, donde la niña atraviesa el espejo y descubre ese mundo del revés que cantaba María Elena Walsh, en «Kisse» la almohada que la abuela Oma le da a su nieto Liam es la que traslada a universos de fantasía, en el que no faltan dinosaurios, aves gigantes, búhos sabios y abrazos con abuelas que ya no están.
«Kisse», que significa almohada en alemán, es el primer libro que publica Alejandro Wiebe -el hombre detrás del personaje conocido como Marley- pero no el primero que escribe porque tiene tres novelas en carpeta, escritas hace hace treinta años.
A diferencia de esos textos, este cuento infantil surgió por iniciativa de la editorial Planeta y Marley no dudó: pronto encontró una historia para contar, basada en su propia vida -como la muerte de su abuela- y en las lecturas de su infancia, que fueron un refugio cuando la timidez lo invadía y no era el chico que todos querían en el equipo de fútbol.
-T: ¿Cómo trabajaste la muerte desde una perspectiva mágica?
-Télam: Quería sacar esa carga negativa que hay en torno a la muerte y pensar lo positivo. Creo que tiene que ver con los viajes porque en otras culturas la muerte es un pasaje hacia otros estados. Los familiares no lo ven como algo triste, te desean un buen viaje porque comenzás otra etapa. Me pareció interesante destacar ese rasgo positivo a diferencia del drama, como lo vivimos nosotros. Yo mismo viví la muerte de mi abuela con mucha tristeza. Y la realidad es que durante la infancia casi siempre sucede la pérdida y el poder resignificarla me parecía importante. Está bueno cuando la ficción ayuda a tratar ciertos temas que, al fin y al cabo, a todos nos pasan. Me parecía bueno colaborar desde la ficción con este tipo de cosas.
-T: La abuela es un figura central en las historias para chicos ¿cómo la pensaste en este cuento?
-M: Está inspirado en mi Oma. Mi abuela vivía en Lomas de Zamora y nosotros en Villa Adelina. Como no teníamos mucha plata para irnos de vacaciones, generalmente pasábamos el verano con mi mamá y con mi hermano en la casa de mi abuela, que tenía un jardín, porque nosotros vivíamos en departamento. Y yo iba con mi almohada, era como mi seguridad, mi apego y además siempre fui fantasioso de imaginarme en mundos delirantes como los que aparecen en el libro.
-T: Liam descubre una fuente para pedir deseos y entiende que hay cosas que se pueden comprar pero otras no. ¿Qué mensaje hay en esta idea?
-M: Más que nada es algo que quiero trabajar con Mirko, todavía me cuesta porque es muy chiquito. Pero me importa mucho que él sienta la importancia de las cosas que uno va recibiendo y que no todo es regalo, ni se consigue fácil. Me acuerdo que cuando era chico y quería algo, por más que mi abuela me ayudara, tenía varios pasos que realizar: tarea, ordenar, cortar el pasto. En el caso de Mirko todas las empresas te quieren hacer regalos y trato de frenarlos porque sino es un sinfín de «tengo todo lo que quiero». Ya sea que tengas la posibilidad, como Mirko, o no la tengas, me parece importante rescatar la idea del esfuerzo en la infancia. Tener un objetivo o pequeños objetivos hace que en la vida seas una persona que hace algo para conseguir algo y por otros.
-T: ¿»Kisse» es el primer libro de una serie?
-M: Mi cabeza no deja de funcionar todo el tiempo y el otro día se me ocurrió otro libro, pero quiero ver qué pasa con este. Creo que esta misma historia puede continuar y puede ir a otros mundos, hurgar en el pasado de la humanidad, me parece que tiene muchas vueltas para dar este comienzo del recurso de la almohada y poder viajar a cualquier lugar.
-T: La literatura parece estar fuera del registro por el cual se te conoce, ¿cuál es tu vínculo con los libros y la literatura?
-M: Siempre fui muy lector, más que nada en la infancia y en la adolescencia. Era muy tímido y en mi casa querían que fuera al club con mi hermano. Yo lo acompañaba pero mientras él jugaba con sus amigos, me iba a las canchas de tenis: jugaba un rato al frontón y después me tiraba cerca de algún árbol a leer, horas y horas. Me gustaba leer y además me costaba acercarme a un grupo de chicos porque era muy tímido. Mi mamá pensaba que iba hacer gimnasia ¡y yo estaba debajo de un árbol leyendo libros! Y así me leí todos los clásicos, la lectura fue un buen camino.
-T: ¿Y qué más te gusta leer?
-M: Siempre me gustó mucho Julio Cortázar, todo lo que es literatura fantástica, Edgar Allan Poe y Agatha Christie, de quien me leí casi toda su enorme colección. Actualmente me gustan mucho las biografías pero en el último tiempo tengo menos espacio para la lectura, entre un hijo y la televisión y la cantidad de llamadas que ocupan todo el día… No leo tanto como antes pero sigo leyendo.
-T: Comenzaste en la tele con una columna de cine. Así como la literatura es una narración, también lo es el cine ¿ encontrás una articulación?
-M: Sin querer conté este cuento como una película. A mí me gustaba que no se supiera hasta el último párrafo lo que estaba pasando y fui generando el clima, como un plano que se va metiendo y te va llevando a ese lugar. Pero fue después que me di cuenta que la escritura estuvo muy influenciada por el cine.
-T: ¿Crees que vas a volver sobre esas novelas que escribiste?
-M: Puede ser, tengo que desempolvar y sentarme a reescribir, está todo escrito a mano. ¡Una tiene más de mil páginas! La escribí durante tres años: casi todos los días cuando volvía de la escuela, me sentaba una hora y así terminaron siendo libros larguísimos. Era una actividad cotidiana y me gustaría que vuelva a serlo.
-T: ¿Llega el Marley escritor para quedarse?
-M: Cuando me calme un poco con la tele, me gustaría dedicarme más a full. Me parece importante reinventarse un poquito para no quedar estancado en lo mismo. Y además todo esto me fascina, es un mundo distinto: ¡Ayer estuve autografiando libros, ni en mis mayorías fantasías me hubiera imaginado en ese lugar! Telam