Dos mujeres de Pueblo Esther volvieron en el vuelo que regresó el muerto embalsamado.

La mujer recién el sábado pasado pudo regresar a su casa con su madre desde Estados Unidos.

En el vuelo donde se conoció ayer la noticia de que regresó el muerto embalsamado, viajaron dos personas oriundas de Pueblo Esther, una de ellas rompió el silencio e hizo declaraciones de la odisea de su regreso en medios rosarinos.

La mujer que habló en los medios rosarinos se llama Florencia Carvallo y el sábado pudo volver con su madre desde Estados Unidos, denunciando falta de controles.

Florencia Carvallo es psicóloga y repatriada junto a su madre en uno de los vuelos de argentinos que llegaron provenientes de Estados Unidos, donde habían quedado varadas cuando los viajes se suspendieron y las fronteras se cerraron para evitar la propagación del coronavirus.

La joven y su madre regresaron al país el sábado en un vuelo proveniente de Miami justo en el que ayer se conoció que también viajaban los restos de un hombre de 91 años que murió por coronavirus en Nueva York y cuyo cuerpo fue embalsamado. Ayer también se conoció además que la familia del fallecido ocultó la causa del deceso.

Florencia admitió que desconocía que en ese vuelo viajaba el cuerpo de este empresario y que recién se enteró esta mañana. En diálogo con el programa “Todos en la 8” de LT8, la joven que cumple la cuarentena junto a su madre en Pueblo Esther aprovechó la ocasión para enumerar la falta de controles y cuidados durante el viaje.

“Nos enteramos hoy lo de este hombre cuando nos levantamos. Se suma al padecimiento que fue el viaje”, lamentó y contó que fue un sufrimiento desde que quedaron varadas. “Es horrible no saber cuando vas a volver, teníamos vuelo por Copa y lo cancelaron, entonces entramos en la lista hasta ser seleccionados por Cancillería”, explicó.

En ese sentido aclaró que a pesar de tener boleto de vuelta por otra compañía, es necesario pagar el vuelo de regreso por Aerolíneas Argentinas. “Tuve que pagar 45 mil pesos. Si no pagás no volvés, así son los vuelos de repatriados. Lamentablemente queda mucha gente allá, que si bien son elegidos por Cancillería no tienen el dinero para volver, allá se gasta mucho mientras se espera”, precisó.

Florencia indicó que en embarque en Miami se cumplieron las medidas: “Había espacio entre cada uno, barbijos, guantes, pero después cuando nos subimos al avión estaba lleno, se rompió el distanciamiento, no había una butaca de por medio libre”, describió.

En ese sentido explicó la contradicción de que pidieran que para ir al baño no se amontonen pero no había medidas de distanciamiento en los asientos. “Sentimos que fue una tomada de pelo”, reflexionó.

Los problemas siguieron en Ezeiza. “A los de provincia de Buenos Aires los bajaron primero, les dieron comida, los atendieron, el resto bajamos después todos juntos, nos hicieron mantener distancia, otra vez nos tomaron la fiebre, recogimos el equipaje, pero otra vez el hall estaba lleno de gente y no había ningún tipo de control”.

Y también tuvieron problemas en el traslado a Rosario. “Éramos diez personas que estuvimos boyando, no tenían lugar para los equipajes, nos tuvimos que bajar dos veces de distintos micros, subir a otros para ir a Retiro sin ningún tipo de medidas se seguridad”, relató.

“Ahí nos subimos a ese micro donde ya había gente que iba a Santa Fe, a Santiago del Estero, a Tucumán. No estaba lleno, pero de casualidad. Había gente que venía de Brasil, otros varados en Mar del Plata, tampoco entraba nuestro equipaje”, manifestó.

Por último describió que cuando llegaron a la terminal de ómnibus de Rosario un médico les tomó la temperatura. “Nos explicó cómo proceder en caso de tener síntomas y firmamos una declaración jurada donde dijimos dónde íbamos a pasar la cuarentena”, siguió.

Y cerró: “Tomamos un taxi para ir hasta Pueblo Esther. Nos quedamos pensando en ese taxista que apenas tenía un barbijo y que no va a hacer la cuarentena”.

Fuente: La Capital


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