La abuela que teje para la maternidad del Roque Sáenz Peña
Etel Venecia, más conocida como Tati, es una vecina de 83 años de la zona sur. Tiene un fuerte sentido de pertenencia con su barrio y se define como una mujer activa y solidaria.
Ayer por la mañana, la maternidad del Roque Sáenz Peña recibió la visita especial de Tati que donó escarpines y mantas tejidas por ella a los bebes recién nacidos.
Durante el encuentro, la abuela de zona sur recorrió cada lugar de la maternidad, habló con las mamás que están allí internadas y recordó sus propias experiencias de parto: “En mi época no había todo este servicio a disposición de las mujeres. Yo pasé una situación compleja luego de dar a luz”, contó Tati que se mostraba asombrada por las remodelaciones del hospital y las nuevas prácticas implementadas en relación al parto respetado.
“La gente que pasa por acá queda vinculada afectivamente a la institución. Esto habla de que ha pasado un momento difícil de su vida, lo pudo superar y se sintió acompañada”, explicó el director del Roque Sáenz Peña, Matías Vidal.
“Tati nos contó su experiencia y todo lo que una mujer de su edad vivió y asume que debe ser. Hoy hay otras cosas demostradas, se respetan otros tiempos y estamos convencidos de eso”, agregó el director del hospital que también dijo que las personas vuelven a la institución agradecidas, llevan sus producciones artesanales, pasan a saludar, referencian a un familiar o vuelven para atenderse en el mismo lugar.
“Me parece que tiene que ver con lo que significa el Roque Sáenz Peña para la zona sur y la ciudad. Es una institución que cuando uno la necesita están las puertas abiertas, sobre todo en los momentos donde no se sabe a quién pedir ayuda o necesita estar acompañado”, destacó Vidal.
Tati recorre los pasillos con una sonrisa amplia, mira cada detalle y narra su vida con pasión: “La tercera edad es volver a nacer. Tengo amigos que se quedan tras una ventana y yo les digo que ese vidrio que parece empañado, cuando se traspasa, hay una vida.”
La abuela de zona sur vive en el barrio desde que tiene tres años y en todo este tiempo dejó su huella de amor y hospitalidad. Un día, buscando entre sus cosas, encontró una bolsa llena de lanas y emprendió una de las tareas que más disfruta: tejer. Sin darse cuenta del resultado, produjo 70 escarpines y con el restante hizo mantas.
“Pensé en el Sáenz Peña para donar lo que había tejido. Lo consulté en el distrito y enseguida hicieron las gestiones. Me alegra que muchos chicos recién nacidos se vayan de acá y tengan un zapatito de la abuela Tati”, dijo emocionada autoreferenciándose.
Por su parte el director del Distrito Sur, Diego Herrera calificó a Tati como una histórica: “Tiene mucha sensibilidad y es un ejemplo de participación. Hace un mes que asumí y a los pocos días se vino a presentar y a poner a disposición. La semana pasada trajo la propuesta de donación de escarpines y automáticamente le dijimos que sí. Hablamos con los directivos del hospital y hoy lo pudimos concretar”, detalló.
“Voy al Distrito desde hace 10 años, es como mi segunda casa. Soy parte, también, del Presupuesto Participativo. Tratamos de hacer muchas cosas por el barrio. Ojalá que la gente sepa cuidarlo”, afirmó Tati que no solo es activa ciudadana sino que también está en grupo de teatro, hace coro y va al taller de la memoria. Todas propuestas del municipio.
Tati es madre de cuatro hijos, abuela de 17 nietos y bisnietos. Enviudó hace doce años y si bien fue un momento muy doloroso eso no la detuvo. Habla con una motivación poco vista. Ella alienta a la gente de su edad a que no se quede, que tenga un propósito.
“La vida es como un cerrojo, si no lo abrís, se oxida y nuestro cuerpo se oxida, por eso hay salir a vivir la vida”, concluyó Tati.