Democracia y Trova Rosarina, canciones con historia para un festejo memorable
Con una puesta escénica impecable y canciones inolvidables, la Trova Rosarina entregó anoche una formidable actuación con un eje convocante y emotivo, como fue el homenaje a los 40 años de la recuperación de la democracia en la Argentina, que en aquellos años tuvo como banda sonora buena parte de ese repertorio.
En un teatro Coliseo colmado (donde repetirá función esta noche desde las 21), la Trova lució una formación sólida que en los últimos cuatro años produjo notables recitales, como en el Festival de Cosquín, Rosario, en los porteños teatros Colón y Ópera y actuaciones en varias ciudades del país.
Con el tecladista y arreglador Lito Vitale como conductor del hilo musical y sobrio presentador, la línea delantera del escenario tuvo en Adrián Abonizio, Fabián Gallardo, Juan Carlos Baglietto, Silvina Garré, Rubén Goldín y Jorge Fandermole voces y decires que levantaron a la platea una y otra vez, con tanto de nostalgia como de presente: la Trova Rosarina tiene intactos todos sus atributos y talentos.
Aquellos referentes de un movimiento musical que desde Rosario salió a mostrar su potencial (veta rockera, poesía y conexión cómplice con aires folclóricos y tangueros) desde aquel Obras Sanitarias que tuvo a Baglietto como protagonista en agosto de 1981. Y el memorable «Tiempos Modernos» de 1982, refrendó anoche todos los títulos logrados en cuatro décadas, y con un sonido pulcro y diáfano que es hoy un contraste con aquella época.
«Juan (Baglietto) tenía un cassette con nuestras actuaciones en distintos lugares de provincias, peñas y lugares chicos, con un sonido tan malo que era imposible mostrarlo. Pero alguien con buen oído lo escuchó, lo llevó a una grabadora, lo aprobaron… Y acá estamos», dijo Silvina Garré entre risas y aplausos, tras contar esos duros «tiempos difíciles» de los comienzos, cuando la dictadura perseguía hasta a quienes cantaran desde la vereda de enfrente.
«Canto versos», de Fandermole, hizo corear a la gente con ganas y con la belleza de una letra inoxidable: «La infortunada noche que un dios/ Arrepentido nos olvidó/ Yo canto versos/ de furia y fe/ Pa’ que me ayuden a estar de pie». Del mismo autor, compositor esencial de la Trova, llegaron enseguida «Cuando» y «Era en abril».
Y siguieron aquellas canciones que una generación cantó con ganas, como las de Adrián Abonizio (“Mirta, de regreso”, “El Témpano”, “Dios y el Diablo en el taller”), que la voces afinadas de Baglietto y Garré llevaron bien arriba, con grandes aportes de Fabián Gallardo y Rubén Goldín.
Dos integrantes originales de la Trova que en aquellos años fundacionales aportaron valiosamente lo suyo, también sonaron a través de sus canciones: Fito Páez; y el fallecido Lalo De los Santos, cuyo himno «Tema de Rosario» volvió a contagiar magia y melancolía (“Rosario/ es el arte y su condena/ cuando sabe que la indiferencia/ lo va a perseguir…»).
El sostén musical de la afiatada puesta de voces lo conforma una banda de grandes instrumentistas: Leonardo Introini (bajo), Mariano José Delgado (guitarra), Julián Baglietto (batería), Víctor David Carrión (flauta y saxo), Juan Miguel Perone (percusión) y Adrián Gustavo Charras (teclado).
Las cuatro décadas de democracia ininterrumpida tuvieron emotivas palabras a cargo de Fandermole («defendamos la democracia contra el negacionismo, la violencia de los violentos y las inequidades. Y no olvidemos los crímenes de la dictadura»), en medio de un sostenido aplauso.
Lito Vitale ofició con su piano de excelencia y sus palabras de puente para llegar a bellas canciones que también son banda sonora de la democracia argentina: así, temas de Luis Alberto Spinetta, Charly García, León Gieco, Víctor Heredia y Divididos fueron recreados con ganas y precisión desde el escenario.
Entre relatos de la «rosarianez» de cada uno de ellos (como les pidió Vitale) se colaron las «j» finales para suplantar las eses, y la porteñez que algunos de ellos hacen convivir con el terruño que los enorgullece, llegó un final a toda música.
La Trova Rosarina cerró así en el teatro Coliseo una faena brillante en medio de una ovación sostenida que dejó latente un sentir potente y perdurable, de la mano de hermosas composiciones musicales y letras como las que Fandermole dejó sonando en la noche porteña: «No sé más qué hacer/ en esta tierra incendiada/ Sino cantar».
Además de una segunda noche en el Coliseo porteño, la reunión de La Trova Rosarina con Vitale llegará el 13 de diciembre al Teatro El Círculo de la ciudad santafesina desde donde nació esa experiencia musical. (Por Héctor Sánchez).