Atacan a balazos la fachada de dos escuelas y dejan mensajes: “Con la mafia no se jode”
Uno de los establecimientos atacados fue la escuela del barrio Empalme Graneros a la que asistía Máximo «Maxi» Jerez, el niño de 11 años asesinado en una balacera ocurrida el 5 de marzo pasado que derivó en una fuerte protesta de vecinos.
Dos escuelas públicas de la ciudad santafesina de Rosario fueron atacadas a balazos durante el fin de semana último por delincuentes que dejaron mensajes intimidatorios en los que advierten que «con la mafia no se jode», informaron hoy fuentes policiales y judiciales.
Uno de los establecimientos atacados fue la escuela del barrio rosarino Empalme Graneros a la que asistía Máximo «Maxi» Jerez, el niño de 11 años asesinado en una balacera ocurrida el 5 de marzo pasado y que derivó en una fuerte protesta de vecinos y el envío de refuerzos de fuerzas federales a Rosario.
El primer ataque ocurrió la noche del pasado sábado y tuvo como blanco la Escuela 84 «José Mármol», ubicada en la calle Larrea al 300, del barrio Ludueña, en la zona norte de Rosario, donde además funciona un comedor para los chicos.
De acuerdo a la pesquisa, la balacera se produjo alrededor de las 23.20 cuando se efectuaron al menos 12 impactos contra el edificio, tal como establecieron los efectivos de la Agencia de Investigación Criminal (AIC) que trabajaron luego en el lugar.
En la puerta de acceso al colegio, los pesquisas hallaron una nota con contenido intimidatorio, que finaliza con la frase «con la mafia no se jode», añadieron los voceros.
«Dejaron una nota con amenazas que no estaba dirigida a nuestra institución ni hacia nadie que pertenezca a la escuela», aseguró hoy la vicedirectora del colegio, Ana Rosa Ugarte, en declaraciones a Radio2-Rosario, en las que consideró que «quieren usar a la institución como vehículo para enviar mensajes intimidatorios y sembrar el miedo».
«Atacar la escuela es mostrarnos como un lugar que se puede vulnerar y no lo van a lograr», consideró la vicedirectora y agregó: «Vamos a seguir adelante y mostrarle a nuestros alumnos que no bajamos los brazos, que se puede seguir adelante, aunque tengamos el portón baleado y los vidrios rotos, nos vamos a reponer.»
«Estamos viendo cómo rearmar todo y reorganizarnos para continuar con las actividades. Esto nos shockeó demasiado, estamos consternados, tristes y preocupados al ver las paredes baleadas, pero apostamos a no bajar los brazos y que la escuela siga siendo un lugar seguro», enfatizó.
En tanto, el segundo ataque se produjo minutos después, cerca de las 23.45, cuando agresores armados dispararon contra el Complejo Educativo «Rosa Ziperovich», situado en Sabin y Juan B. Justo, de Empalme Graneros, donde funciona la escuela bilingüe Cacique Taigoyé, a la que concurría «Maxi» Jerez.
Ese establecimiento educativo también había sido atacado a tiros por primera vez el mismo fin de semana en el que fue asesinado el niño y, según la investigación a cargo del fiscal de turno de Flagrancia, Lucas Altares, también acá los agresores dejaron ayer un manuscrito amenazante con la misma frase mafiosa.
Si bien los textos de los mensajes no fueron divulgados por las autoridades a cargo de la investigación, trascendió que se menciona a personas vinculadas al mundo del delito que están presas.
A raíz de las balaceras, y tras una reunión entre las autoridades educativas y de seguridad, las clases fueron suspendidas este lunes y se convocaron reuniones con los padres para retomar las actividades mañana.
«La decisión de no dar clases este lunes tiene que ver con la necesidad de hacer una pausa y acompañar a toda la comunidad educativa», dijo en declaraciones radiales el delegado Regional del Ministerio de Educación de Santa Fe, Osvaldo Biagiotti.
El funcionario, ponderó «la ejemplaridad, la fortaleza, la templanza y el compromiso del personal directivo y docentes de las escuelas que todos los días ponen el cuerpo y que se ven fuertemente afectados e intimidados por estos hechos».
Por su parte, el titular del sindicato que nuclea a los docentes, Amsafe, Juan Carlos Casiello, manifestó en distintos medios de prensa la «preocupación» del sector por los hechos que se suceden en las escuelas.
En declaraciones a LT8-Rosario, el sindicalista convocó a la comunidad a movilizarse este martes «hacia la Casa de Gobierno de Rosario para pedir más seguridad en los establecimientos educativos» y añadió que a tal fin «se desobligará entre las 10 y las 14 a los docentes y no docentes» para que puedan manifestarse.
«Exigimos una respuesta. Queremos hacer un llamado fuerte para ver si desde el poder político nos da una respuesta», aseguró Casiello.
En tanto en ambas escuelas, las autoridades del área de seguridad asignaron custodia policial las 24 horas.
Otros ataques y amenazas contra escuelas rosarinas ya se habían cometido durante el mes pasado.
Una amenaza con sello narco, escrita en una hoja que llevaba una bala pegada, fue dejada la mañana del 30 de marzo en la puerta de una escuela de la zona noroeste de Rosario, que decidió no abrir sus puertas para preservar a sus alumnos.
«Alex Ibáñez y Nico Castillo, no los va a salvar ni los hermanos Villalba ni Gendarmería. Con las criaturas no se jode, giles», indicó el mensaje escrito a mano en una hoja de papel, que llevaba una bala pegada, hallado en el acceso a la Escuela 1319 «José Ortolani», ubicada en Cullen y Génova de Empalme Graneros.
Mientras que el 9 de marzo, otro mensaje mafioso, con la frase «clases o tiros», fue hallado en una escuela del norte rosarino, por lo que los alumnos fueron retirados por sus padres del establecimiento, mientras que la policía y la justicia iniciaron una investigación.
Este episodio ocurrió en la Escuela 1254, situada en Superí y Casiano Casas, del barrio Rucci, cercano a Empalme Graneros.
Tres días antes, el 6 de marzo, el frente de una escuela de la zona sur de Rosario fue atacado con al menos diez balazos por delincuentes que dejaron una nota destinada a narcotraficantes, en la que amenazaron con ir «a la guerra» y firmaron como «La Mafilia», informaron fuentes judiciales.
El hecho sucedió en la Escuela 6430 «Isabel La Católica», ubicada en Grandoli y Ayolas, cuya portera fue detenida en enero pasado cuando fue sorprendida con dos kilos de cocaína que llevaba en un auto.