Condenan a miembro de la banda de “Chuky Monedita”, un preso que ofrecía “servicios de sicariato”

El proceso, acordado entre la defensa de Romero y el fiscal Pablo Socca, fue homologado por el juez Nicolás Vico Gimena, abundaron las fuentes.

Un hombre fue condenado en la ciudad santafesina de Rosario a cuatro años de prisión efectiva por formar parte de una asociación ilícita conducida desde la cárcel por un preso apodado “Chucky Monedita”, que administraba búnkeres de venta de drogas y prestaba “servicios de sicariato” para otros grupos criminales, informaron hoy fuentes judiciales.

Mediante un juicio abreviado, la Justicia local condenó a Diego Fernando Romero a esa pena por «asociación ilícita en carácter de miembro, agravado por participación de menor de edad», informó hoy el Ministerio Público de la Acusación (MPA) santafesino.

El proceso, acordado entre la defensa de Romero y el fiscal Pablo Socca, fue homologado por el juez Nicolás Vico Gimena, abundaron las fuentes.

La investigación determinó que Romero formó parte de la banda liderada por un joven de 26 años condenado a 15 años de prisión por homicidio, llamado Alejandro Isaías Núñez y conocido como “Chucky Monedita”.

Según el fiscal, la organización criminal “se dedicó a realizar delitos contra las personas, contra la vida, contra la propiedad, contra la administración, la seguridad y la salud pública” en la localidad de Rosario y alrededores.

“Dicha organización procuró dominar y ocupar sectores de barrios de la ciudad y excluir a bandas antagónicas, obteniendo beneficios económicos producto de las actividades ilícitas”, señaló la sentencia a Romero.

El ahora condenado había quedado afuera de la imputación que en junio del año pasado realizó el fiscal Socca a 12 personas como miembros de la banda de Núñez, que ya estaba preso en la cárcel santafesina de Piñero.

La caída del grupo liderado por “Chuky Monedita” fue fortuita, a raíz de la detención en octubre de 2020, durante un control policial de rutina, de otro joven llamado Jonatan Ribles con dos una pistola 9 milímetros, una moto robada y un teléfono celular, recordaron fuentes judiciales.

Al enviar a peritar móvil, el fiscal se encontró con una gran cantidad de información que revelaba la condición de presunto sicario de Ribles y su participación en una banda que vendía drogas, usurpaba viviendas, realizaba balaceras y ofrecía “servicio de sicariato”, guiada por Núñez.

Así, la Justicia pudo determinar que un taxista que integraba la organización como “datero”, identificado como Jorge Inocencio Ojeda, había seguido durante tres días para hacer “inteligencia” a un testigo protegido que había declarado contra el capo narco rosarino Esteban Alvarado.

Según la investigación, entre el 26 y el 28 de octubre de 2020 el taxista envió datos, fotos y audios a “Chuky Monedita” sobre los recorridos que realizaba el testigo protegido, el mecánico Carlos Arguelles, quien finalmente fue asesinado un año después.

El preso por homicidio, en tanto, los reenviaba al teléfono de Ribles que fue secuestrado por la policía al ser detenido.

El 27 de octubre Ojeda siguió a Arguelles cerca de su domicilio por más de 15 cuadras y anotó el itinerario y los horarios de sus movimientos.

En uno de los mensajes hallados en el teléfono de Ribles, el taxista le contó su tarea a Núñez: “Yo lo seguí como más de 15 cuadras, lo seguí yo al auto, ya te digo me agarró el semáforo, mucho tránsito a esta hora”.

Y se quejó por haberlo perdido: “Y se me fue a la mierda, se me fue”.

Otros mensajes revelaron la frustración del presunto sicario, Ribles, por no poder dar con Arguelles, al señalar: “Este viejo hijo de puta es incansable, se me va para todos lados”.

Además, señalaron que el mecánico tenía custodia de la Policía de Seguridad Aeroportuaria (PSA), lo que obstaculizaba el ataque.

El taxista, por su parte, se lamentó en un mensaje que el “gatillero” no haya estado en el momento y el lugar indicado, al decirle a Núñez que “el tiro era de estar cerca apenas te avise y tac”.

Según la investigación, la banda de “Chuky Monedita” habría sido contactada para matar al testigo protegido del caso Alvarado por el jefe de sicarios de éste, Mauricio Laferrara, con quien compartía pabellón en la Unidad Penitenciaria 11.


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