Mujeres inmigrantes denuncian a un sanatorio por explotación y xenofobia

Es el centro de rehabilitación geriátrica de Pellegrini al 1300, de la Mutual 2 de Octubre. Afirman que las tomaron en negro por un par de meses, las trataron en un clima hostil y xenófobo, y las despidieron sin indemnizarlas.

Un centro de rehabilitación geriátrica reconocido está en el epicentro de una grave denuncia por maltrato laboral y vulneración de derechos laborales, xenofobia y discriminación en perjuicio de una decena de mujeres inmigrantes a las que empleó en negro y luego las desvinculó sin pagarles siquiera los haberes que la ley impone.

Se trata del centro de salud que administra la Asociación Mutual 2 de Octubre en Pellegrini 1330, conocido históricamente como el ex sanatorio Cami o del Buen Ayre. Allí se congregaron este jueves quienes trabajaron en ese efector y renunciaron por los maltratos o fueron despedidas sin indemnización luego de un par de meses de labor.

«Nos duele porque este es un país de inmigrantes, estamos hablando de un sanatorio de rehabilitación, un geriátrico, una empresa grande, no es un kiosco un pequeño comercio, y aquí se atropellan los derechos humanos. Son más de diez mujeres, madres, trabajadoras, que vinieron aquí por una oportunidad y se encuentran con estos atropellos a sus derechos laborales y de inmigrantes», explicó Andrea Glinares, de ese colectivo. Las mujeres que portaron la protesta provienen todas de otros países latinoamericanos. «No nos apoyó ni (el sindicato de sanidad) ATSA ni nadie, ni los concejales ni diputados que llamé», acotó Glinares, y orientó la denuncia hacia la cara visible de la patronal, Oscar Otermin, de la Mutual 2 de Octubre, que desde 2017 se hizo cargo de la administración.

Las denunciantes contaron que allí trabajaron en diversas tareas, incluso suplantando enfermeras a pesar de que no lo son. «Nos hicieron hasta venir a trabajar con síntomas de covid porque si no, nos descontaban el día», agregaron.

«Nos gritaban, nos humillaban. A varias las contrataron, las hicieron trabajar 1 o 2 meses, y ellas renunciaron porque no toleraban el maltrato o las despidieron y no les pagaron indemnización. A otras empleadas argentinas que despidieron sí les pagaron la indemnización que corresponde. O sea que lo hacen adrede con mujeres inmigrantes», señalaron.

Una de ellas, Francia Britos, venezolana, contó lo suyo: «Vine buscando nuevas oportunidades, y aquí te abren la puerta, dicen que no importa si no tienes papeles o DNI, pero eso es la razón para que luego nos exploten, nos usan, y luego nos botan. Nos pagan muy mal, nos explotan. Yo fui despedida el 15 de noviembre y dicen que no me conocen porque me tenían en negro. Jamás tuvieron la intención de ponerme en blanco. Si yo hacía lío amenazaban con que echarían a mis compañeras venezolanas», concluyó.  Fuente: RosarioPlus


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