El padre de Messi y el presidente de Barcelona se reunirán para definir la salida de Lio

Jorge Messi, el padre y representante de Lionel, el capitán de la selección argentina, se reunirá hoy con el presidente de Barcelona, Josep María Bartomeu, en España, para empezar a resolver la salida del crack rosarino de la entidad «blaugrana», en principio con próximo destino en Manchester City de Inglaterra.

El padre de Messi viajó ayer al mediodía en un avión privado desde el aeropuerto de la ciudad de Rosario hacia Barcelona para reunirse mañana con el presidente del club «culé», informaron allegados a la familia.

Messi padre intentará junto a sus abogados españoles destrabar la salida de «Lío» de Barcelona a partir del conflicto suscitado desde que el jugador anunció hace una semanas vía burofax que se desvinculará del club catalán por una cláusula del último contrato que lo faculta a hacerlo a título gratuito al final de cada temporada.

Sin embargo los dirigentes de la entidad barcelonista argumentan que esa posibilidad venció el 10 de junio último y que ahora para emigrar debería ejecutar la cláusula de rescisión, valuada en 700 millones de euros.

Pero el punto fuerte en el contrato del rosarino radica en que la rescisión del contrato de manera gratuita tiene el aval de un párrafo que menciona que su ejecución se puede producir «al final de la temporada» y no específicamente en junio, algo que se estiró dos meses a raíz de la pandemia de coronavirus.

El detalle en cuestión, que puede resultar clave en esta definición, tiene que ver con el hecho de que esta renovación contractual se llevó a cabo cuando el coronavirus no era pandemia y justamente en junio se debía jugar la Copa América (fue pospuesta para 2021) simultáneamente con la Eurocopa, por lo que la temporada en el Viejo Continente iba a finalizar, en todas sus competencias, el 15 de mayo.

Eso significaba que el 12 de junio a las 20 el propio Messi iba a estar capitaneando al seleccionado argentino en Buenos Aires frente a Chile, en la apertura de ese certamen, muy lejos de cualquier negociación tendiente a continuar o dar por terminado su vínculo con el club de toda la vida.

Claro que unja salida de ese tipo, dejándole a Barcelona copas, títulos, récords y gloria, pero nada de dinero, sería como una «traición» de última hora para el pueblo «culé» y algunas voces cercanas a Messi ya le habrían aconsejado zanjar diferencias para que el adiós no se vuelva más traumático aún.

Y de hecho, según adelantaron medios españoles, el que más le insistió en ese punto fue el propio Josep Guardiola, que estuvo de visita por tres días en Barcelona junto a su nuevo ayudante de campo, Juan Manuel Lillo.

Claro que «Pep» también pretende llevárselo a Manchester City, pero como buena parte de la organización directiva de esa entidad supo pasar por Barcelona, no quiere (quieren) quedar como los que le «sacaron» gratuitamente a Messi al club «blaugrana» y convertirse también en otros «traidores» para su afición.

Y si bien le resultaría conveniente al City que Messi se fuera gratis para negociar directamente con él y no tener nuevamente problemas con el «fair play» financiero, el hecho de que el tema se judicialice y el día de mañana, en caso de resetearse la situación y que surgiera un fallo favorable a Barcelona, tuviera que hacerse cargo de esos 700 millones de euros en que está fijada su cláusula de rescisión, no los convence a sus directivos de que ese sea el camino correcto para quedarse con sus servicios.

Por ello preferirían que la salida se concretara con dinero de por medio, por supuesto que muy lejos de esos 700.000.000 (entre 100.000.000 y 150.000.000 más un par de jugadores), aventando así cualquier riesgo económico ulterior.

Mientras esto ocurre, hoy Inter de Milán, uno de los tres candidatos a hacerse con las prestaciones de Messi (el otro es el París Saint Germain), declaró intransferible al delantero argentino Lautaro Martínez, que durante todo el verano europeo estuvo aparentemente con un pie y medio dentro del club catalán, lo que sigue disipando cualquier posibilidad, por mínima que fuera, de que «Lío» siga vistiendo la camiseta azul y roja, luego de ser descartado su íntimo amigo Luis Suárez.

Y justamente con el uruguayo se reunió hoy Messi como anfitrión en su casa de Casteldefels, donde ayer lo había hecho con buena parte del núcleo duro que todavía le queda al plantel ahora dirigido por el holandés Ronald Koeman.

Quizá el alejamiento de Bartomeu, a quien la oposición le está confeccionado una «moción de destitución» para lograr que Messi se quede, no sería tanto la moneda de cambio como sí el propio Koeman.

Y en este punto es que según reservadas fuentes barcelonistas indican por lo bajo, «Lío» estaba ilusionado con que el reemplazante de Enrique Setién fuera Mauricio Pochettino, de raíces ñulistas como él, y técnicas de entrenamiento y vinculación con los futbolistas mucho más «aqgiornadas» a estos tiempos que corren en el fútbol mundial.

Es que entre el neerlandés de Zaandam, de 57 años, y el santafesino de Murphy, de 48, lo único que hay en común es que ambos nacieron en el mes de marzo, Pochettino el 2 y Koeman el 21, pero después todo los separa, desde sus métodos, coercitivos en el caso del exentrenador de la selección de los Países Bajos y persuasivos en el del ex Tottenham Hotspur.

Después estará el objetivo «final» del tramo «final» de la carrera de Messi, que a los 33 años quiere ganar otras Champions League y levantar una copa con el seleccionado argentinos antes de dar las hurras. Y en Barcelona ve que la exigencia que necesita para lograr ambas cosas no le va a alcanzar será insuficiente.

Y para que esos sueños en el epílogo de su trayectoria se cumplan, como cuando 20 años atrás llegó a Barcelona buscando un tratamiento hormonal que lo hiciera crecer hasta convertirlo en el mejor del mundo, nuevamente dependerá de lo que pueda gestionar papá Messi desde mañana para concretarlos.


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